Según el diccionario de la Real Academia Española, la democracia es la forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos. En otras palabras, el poder emana del pueblo.
Se burló la democracia cuando ocurrieron los siguientes eventos:
1) Personas llamadas a velar por la pureza del proceso eleccionario falsificaron firmas, haciendo creer que ciudadanos fueron a votar, sin esto ser correcto. No se trató de una o dos firmas, la falsificación fue a niveles insospechables, según reveló la investigación de la Comisión Estatal de Eleeciones (CEE) de Puerto Rico. Aunque estadista, y PNP, no tengo por qué poner en duda la investigación realizada por dicha agencia.
2) Policías municipales de Guaynabo, llamados a ser ejemplo de ley y orden, cometieron delito, a sabiendas de lo que hacían, para favorecer a un candidato por encima de otro. El delito consistió en reportar falsamente cambios de domicilio. La actuación de los policías municipales no fue desorganizada, tuvo que haber instrucciones de funcionarios de alta jerarquía, organización.
3) Personas en las altas esferas del Municipio de Guaynabo coordinaron y supervisaron el fraude electoral. Peor aún, estas personas han obstaculizado la investigación de la CEE para que la verdad no salga a la luz.
Hector O'Neill ha escogido terminar su carrera política con una mancha difícil de borrar. Su afán por mantenerse en el poder a través de su hijo, lo ha llevado a merecer el repudio de todo el País por sus acciones contrarias a la ley.
El sábado 19 de mayo de 2012, mientras veía un reportaje de televisión sobre la reunión del directorio del Partido Nuevo Progresista, observé como O'Neill se reía, mientras era entrevistado por la prensa. Este político llegó a decir a los periodistas "dejen a ese muchacho tranquilo", refiriéndose a su Comisionado de la Policía Municipal, Angel Venegas. El Alcalde de Guaynabo, O'Neill, se olvida que "ese muchacho" recibe su sueldo de fondos públicos. Al alcalde se le olvidó que la función principal de "ese muchacho" es asegurarse que las leyes y los reglamentos de Guaynabo se cumplan. La situación es asquerosamente cuestionable.
El País exige que la investigación de la CEE se lleve hasta las últimas consecuencias, y que caigan todos los onvolucrados en el fraude electoral de Guaynabo.
La actitud asumida por el Gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, de responsabilizar a la CEE del asunto es una "tímida y preocupante" respuesta de un líder ante un asunto muy serio para Puerto Rico. Luis Fortuño tiene una responsabilidad "intrínseca" de pedir explicaciones a Hector O'Neill. Si el alcalde NO explicar el fraude electoral, entonces Fortuño tiene que pedirle la renuncia. Defender los principios éticos, debe ir por encima de cualquier consideración política.
Como estadista y miebro del Partido Nuevo Progresista, me siento decepcionado de saber que se cometió un fraude electoral en las primarias de mi partido, y que todo apunta a que gente del partido está haciendo lo posible para que no se descubra el verdadero culpable.
La democracia es una forma de gobierno que debe garantizar que la voluntad de la mayoría se respete. Sin embargo, el fraude electoral en Guaynabo pasará a la historia como uno de los atentados más grandes a la forma de gobierno que debe imperar en Puerto Rico.
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