En un marco amplio, se puede decir que la prensa en cualquier parte del mundo tiene varias funciones: informar, transmitir la cultura, y servir en favor del desarrollo económico o social de un pueblo.
El medio de mayor antigüedad es el periódico, como consecuencia del invento de la imprenta de tipos movibles por Johann Gutemberg en 1438. este suceso revolucionó las comunicaciones en el mundo. El primer periódico impreso fue el Weekley News of London, fue el primer periódico Ingles publicado en 1622. El anuncio pionero en un diario británico apareció en 1625.
En Puerto Rico, el periódico de "mayor circulación" es El Nuevo Día. Fue adquirido en los años '40 por Luis A. Ferré, ex-gobernador de Puerto Rico, y líder del movimiento estadista. En la actualidad, el periódico es administrado por sus nietos, "Los Ferré-Rangel". Por décadas el periódico estuvo bajo una línea editorial en favor de la estadidad. Sin embargo, eso cambió bajo la administración de Pedro Rosselló.
La línea editorial de El Nuevo Día es a favor de mantener el "status quo", en otras palabras, las cosas deben quedarse como están. Para nosotros los que apoyamos la estadidad para Puerto Rico, esta postura es dañina.
Reconozco que cualquier periódico, por más compromiso social que tenga, es un negocio. Sin embargo, mi problema con El Nuevo Día es que tiene intereses económicos tan y tan fuertes, que ha olvidado su compromiso con la verdad, la información balanceada, y han caído en una especia de "hipocresía social". El clan Ferré-Rangel pretende que creamos que su periódico es objetivo y balanceado. No.
El deber de informar las cosas como son, tiene que ir por encima de cualquier consideración política y económica, de cualquier medio que aspire a proclamarse como "La Voz del Pueblo".
El Nuevo Día y sus administradores, "Los Ferré-Rangel", han decidido defender el estado colonial en que se encuentra Puerto Rico. Su defensa no tiene que ver nada con causas sociales, es solo cuestión de dólares y centavos.
¿Por qué no apoyar la independencia? Este clan de "intelectuales acomodados" sabe que apoyar la independencia de Puerto Rico puede resultar en un riesgo para sus negocios. Imagínese por un momento que el gobierno de la República de Puerto Rico decida embargar propiedades y periódicos pertenencientes a "Los Ferré-Rangel", como ha ocurrido en decenas de repúblicas alredor de todo el mundo.
En Ecuador, el gobierno del presidente Rafael Correa encarceló a directivos del periódico El Universal. Al Estado no le tembló en pulso para acusar a dicho medio de comunicación de tener agendas para desestabilizar el gobierno.
Venezuela tiene una situación similar. En el 2007, el gobierno del presidente Hugo Chávez cerró Radio Caracas Televisión, y en el 2009 otras 34 estaciones de radio y televisión tuvieron que cerrar al ser acusadas de "libelo".
La independencia para las empresas Ferré-Rangel no es alternativa. Este grupo de intelectuales, nacidos en cuna de oro, no tiene otro objetivo que no sea hacer dinero en la Colonia. Hacerse más ricos a costas de la falta de definición del pueblo puertorriqueño.
¿Por qué no apoyar la estadidad? Pedro Rosselló y Thomas Rivera Schatz. Ambos líderes han denunciado la agenda escondida del periódico El Nuevo Día. El gobernador Rosselló llegó a catalogar al periódico El Nuevo Día como uno de los "ejes del mal", en lo que acertadamente Rosselló llamó "El Triunvirato del Terror".
El Grupo Ferré-Rangel (GFR) se ha ocupado de destruir sin misericordia la reputación de todos los que se han ateevido a denunciar sus prácticas inmorales. Cualquier líder político que se atreva a hacer frente a María Luisa Ferré-Rangel debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias: todo un poderoso imperio en las comunicaciones dispuesto a destruir a quién se le ponga de frente.
El Grupo Ferré-Rangel (GFR) se ha ocupado de destruir sin misericordia la reputación de todos los que se han ateevido a denunciar sus prácticas inmorales. Cualquier líder político que se atreva a hacer frente a María Luisa Ferré-Rangel debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias: todo un poderoso imperio en las comunicaciones dispuesto a destruir a quién se le ponga de frente.
El presidente del Senado, Thomas Rivera-Schatz, ha denunciado públicamente un patrón de extorsión por parte de Maria Luisa Ferré-Rangel. La respuesta de las empresas Ferré
Apoyar la estadidad, significa para El Nuevo Día el fin de su influencia económica en el Partido Nuevo Progresista (PNP), y el Partido Popular Democrático (PPD). Por décadas, esta familia de "acomodados intelectuales", ha hecho aportaciones a campañas de líderes políticos, con tal de defender sus contratos con los azules y los rojos. Se estima que actualmente las empresas Ferré-Rangel facturan al gobierno unos $22 millones al año.
El Nuevo Día tiene claro un solo objetivo, defender sus intereses económicos. Si para defender sus negocios, ellos tienen que emprenderla contra algún líder político, religioso o cívico, no lo pensarán dos veces.
La estadidad para las empresas Ferré-Rangel no es alternativa.
Tan pronto María Luisa detectó que dentro del Partido Nuevo Progresista (PNP) sus influencias se veían minimizadas, ante la postura asumida por Thomas Rivera-Schatz, decidió emprender un ataque sistemático en contra de personas cercanas directa, o indirectamente a Rivera-Schatz. El Nuevo Día quiere acusar a Rivera-Schatz de ser un corrupto por asociación.
El Nuevo Díano va a escatimar en recursos a la hora de defender sus intereses económicos. Los estadistas deben entender que el GFR es enemigo número uno del movimiento estadista. No se debe auspiciar ningún producto del Grupo Ferré-Rangel. La única forma en la cuál esa gente puede entender es llegando al asunto que realmente les importa: dinero.
Cuando se trata de extorsión, El Nuevo Día es un gran periódico. Cuando se trata de manipulación, El Nuevo Día es un gran periódico.
En fin, El Nuevo Día es un gran periódico.
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