Las pasadas elecciones generales fueron una derrota clara para la administración de Luis Fortuno. Se pueden dar muchas razones para esa derrota, sin embargo, no cabe duda que la Ley 7 (despido de empleados públicos) es la razón principal para haber dado el voto castigo al Partido Nuevo Progresista (PNP).
El Partido Popular Democrático (PPD) no ganó las elecciones, las perdió Fortuno. Aunque a muchos les duela admitirlo, el PNP es la colectividad política de mayor fuerza electoral en Puerto Rico. Por ejemplo, de las últimas seis elecciones, el PNP ha gando tres (1992, 1996, 2008). Esas tres victorias electorales han sido las de mayor margen obtenido por cualquier partido político. En palabras simples, cuando el PPD gana lo hace ''apretao" y cuando el PNP gana lo hace en grande.
Volviendo a la derrota de Fortuno, es imoportante destacar que su administración nunca pudo recuperárse del impacto sicólogico-colectivo que dejó el despido de miles de servidores públicos. Por el contrario, mientras más se acercaba la elección del 2012, más perseguía a Fortuno el fantasma de la reducción de plazas en el gobierno.
Es realmente impresionante conversar con empleados públicos que pasaron por la experiencia de ver compañeros de trabajo recoger sus pertenencias de un día para otro, y ser lanzados a la calle, sin nada. Esas emociones fueron el motor para generar un voto castigo que por poco no llega a concretárse. Pero pasó, y Luis Fortuno perdió.
Soy estadista, y voté íntegro por el PNP, pero no podemos pretender justificar lo que no tiene justificación, las políticas republicanas de Luis Fortuno fueron claramente rechazadas por el Pueblo. No estoy adjudicando que Fortuno estuviese equivocado en su forma de administrar el País. En cada ricón de Puerto Rico se podía palpar el resentimiento hacia un gobierno que por un lado afilaba la tijera para hacer recortes en el gobierno, y por otro soltaba la piñata de contratos para unos pocos.
Fortuno le falló al movimiento estadista. Por cuatro años se dedicó a enderezar las finanzas públicas pero descuidó a la base del partido que esta deseosa de acabar con esta status colonial.
Unos alcaldes sin plan, sin mensaje. Unos legisladores poco interesados en el bienhestar del pueblo, y unos jefes de agencia que a penas entendían cuál era la política pública. El resultado, derrota.
Solo el tiempo juzgará la labor de Fortuno de 2009 a 2012. Solo la historia determinará si sus acciones fueron las correctas.
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